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Versos de Plata

Por: Alan Barrera


Ya está lloviendo de nuevo y desde mi ventana hay remolinos en la calle, algunos huracanes en las casas y una interminable ironía de posibilidades. Así se vive en Guatemala. Enfriando el café, con ropa mojada, una gotera, otra cerveza a la orilla de la cama. La realidad de la danza del chapín va desde el agradecimiento cómodo, a la desilusión colectiva.


En otras palabras, agradecemos por el pan que nos corresponde, nos motivamos con la soga al cuello y agradecemos por cada gota en la pila.

Y desilusión porque no hay nada que se pueda hacer.

O quizá sí. No existen los maestros, nadie está en posición para ser el hombre más sabio o la mujer más indomable. Porque nadie es eterno para escribir la verdad de las alcantarillas y los cielos.


Eso sí, sos el héroe de tu historia.

A ti te salvas del diluvio.

A ti te coronas.

A ti te mandas postales del pasado, con poesía visual o escrita.

Poesía visual cuando sonríes, porque una risa es una medicina no prescrita. Hay abrazos que terminan guerras, en tu casa o en el barrio. Cuando perdonas a un hermano, o pagas una deuda, seguido del calor en la reconciliación con tu patria o los prados.

Así es la vida en Guatemala, más libros en la gaveta.

Más basura en el patio.

Más oportunidades para respirar.

Más arte en las calles.


Y pienso que los buenos versos.

Son aquellos que siguen relucientes.

Susurrando en la oscuridad y brillando en los jardines.

Todos aquellos textos que nos dan vida, sin importar el largo o la brevedad del poema.

O si tiene tu atención o no.

Hay frases que se acomodan en el alma y no se olvidan para siempre viajar en sueños despiertos.

Mi casa tiene flores.

Tiene una vista al parque.

Tiene dos árboles de limón.

Humedad en las paredes.

Botellas de colección.

Llaveros sucios y extraviados en la casa.

Láminas rotas.

Espejos astillados.

Pastillas vencidas.

Azúcar morena.

Almohadas blancas.

Y tres pinturas sin colgar.


Y si en este momento muero, la tierra sigue igual, no me van a extrañar.

Pero hay versos, que parecen ser de plata y aún siguen llorando.


Alan Barrera

Director



Foto: Héctor Morales

 
 
 

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