V
«He vuelto a lo que era.
Volví a sonreírle a la vida,
a mi mundo y sus complejos,
al exterior y sus complicaciones.
He vuelto a ser quien nunca quise
Volví a caer en mis perversiones,
Volví a pensar por los otros.
Recaí en el vicio de verles,
Volví a nadar en aquel océano solitario.
Me sumergí nuevamente en la aflicción…
Me volví a ahogar en mis ideas y pensamientos,
Me ahogué entre lo que quería y lo que no debía hacer
Me quebré por dentro y olvidé quién fui esa vez…»
Esas palabras resuenan en mi interior. Cada vez que recuerdo ese momento me apeno por lo que callé en mi pasado, mas me lleno de valor para admitir que… que era alguien más… y… mi antiguo yo… no era malo. No era bueno. No era neutro. No era como los demás, era yo. Y ser yo era lo único que sabía hacer. Todo lo demás lo aprendí de mi amigo.
Ser yo no es fácil. Creo que ya se dieron cuenta. Divagar para saber actuar es mi hábito. Crecí en la soledad y la falta de identidad me hizo mucho daño. Mi amigo me demostró que podía ser mejor y me advirtió que de mí depende cuánto quiero sufrir o gozar por alguien o algo. Aprendí que cuando creces, no te vuelves frío porque sí, sino porque en tu vida pasaste algo tan malo que te obligó a serlo. En mi caso, soy frío porque… ¿Saben? No importa. Ya llegué a donde necesito estar. Encontré una caja con los cosas que necesito recordar para hallarme y con ello también a mi amigo.
VI
Esta caja tiene sentimientos fuertes, muchos son obscuros porque involucran a gente inocente. Gente a la que nunca quise hacerle daño. La sensación de hacer lo malo por “vengarse” o porque eso rondaba mi mente. Nunca hubo una razón para ello. Solo les puedo asegurar sin titubear que jamás les lastimé, aquellas acciones malas que invadían mi mente se quedaron en pensamientos.
Meditabundo y perdido en mi interior quiero aclararme, quiero que se me entienda. Producto de muchas cosas que he vivido, se generaron en mí muchas cosas buenas y muchas malas. Todo se quedó en un “lo haré” que jamás llegó. Pero la sensación perversa de querer hacerlo me carcomía por dentro. Es curioso, pues no soy alguien que parezca estar mal. En mi exterior todo está bien, pero en mi interior todo era distinto.
«Soy un alma libre de lo material,
Pero presa de mis ideas,
atormentado por lo que busco
y resignado por lo que nunca tendré.
Me siento atraído hacia ti,
Ya no lo quiero negar.
Quiero decirte lo que pasa en mi interior,
quiero que sepas que soy incapaz de tocarte
quiero hablarte de esta maldita sensación
quiero hablarte libremente de ello
y mandar a la mierda lo demás.
Quiero dejar de pensar en el qué dirán,
ya que yo sé, que, al final,
solo las ideas me atarán...»
Mi amigo era el único que sabía de esto. Supo callar y hablar en los momentos oportunos. Hace tiempo me hubiera muerto del miedo, aunque insisto: sé de lo que hablo y sé cuál es el fin de lo que hago. Hasta ahora lo sé.
Manuel Tellez
Director de Redacción en Revista Luna
Escritor
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