11 nov 20203 Min. de lectura

Obra literaria de Douglas Hernández

EL TIC TAC DEL VIEJO RELOJ

El viejo reloj de pared, con cada tic tac, no solo martillaba el ansia, sino atropellaba cada sentimiento de positivismo que pudiese aparecer. Ese reloj, como dueño del tiempo, no permitía un respiro, un desahogo, una ilusión o halo de esperanza. Estaba empecinado en continuar. Él, meditaba con una copa de vino, acerca del tiempo y su exigua quimera, recostado sobre la chimenea, extinta hacía tiempo, ¿cuán solitaria era su alma? Hacía más de treinta años y el recuerdo aún laceraba como puñal medieval. Tratar de olvidar era volver a vivir, querer vivirlo era volver a sufrir. Y el tic tac, era el reproche que el tiempo le hacía, a cada momento, y le hará por el resto de su vida. Haberla dejado ir sin saber por qué, sería lo que el viejo reloj, en cada tic tac, le iba a reclamar por el resto de su vida.

LA VENTANA

Pasar por el bulevar y ver esa ventana, donde viviste, es volver a vivir, sentir tu piel, oler tu cuerpo. La veo desde lejos, inerte, imponente, callada. Fiel testigo de charlas, cenas, abrazos, pasión. Ella vio lo que jamás otras verán, y, se quedó allí. Tú te fuiste, yo me marché, pero la venta está firme en su soledad, viéndome pasar, burlándose de mí, de ti, de nuestro momento. Si la paso viendo me torturo, si dejo de verla me atormento. Me gusta verla desde el otro lado de la calle, cuando las rendijas del enramado me permiten, la contemplo. La ventana se queda con su silencio, yo, con tu recuerdo.

ODA A LA MAESTRA AUSENTE

Entre cartulinas, lapiceros, borradores y cuadernos, tu esencia enmarca el legado honesto que dejaste. Tu recuerdo brota en cada gota de saber, que esparciste en tu labor. No queda en el abandono tu ausencia, por tanta enseñanza impartida. Diste en cada jornada, lo mejor de tu presencia. Cada letra, cada palabra, cada lección enseñada, es el tesón del saber; cada uno de tus alumnos pregona lo que con amor le diste a entender. Entregaste tu tiempo, tu carisma, tu amistad, entregaste tu valioso conocimiento, entregaste amor a tu vocación, entregaste tu ser a la educación. Fuiste embajadora de la formación, fuiste forjadora de valores, fuiste luz de aprendizaje, fuiste guía del saber. No has muerto, ¡no! Sigues presente en el diario vivir, de compañeros de faena, de familia que te ama, de alumnos que se quedan con el mejor recuerdo de ti.

CONTRASTE

No muere quien, desprende el espíritu de su cuerpo; muere quien en vida es olvidado.

No se cansa, quien avanza en la lucha diaria de la vida; se cansa quien deja la esperanza perdida.

No se oprime quien es exiliado; se oprime quien no deja huella con su ideal.

No se frustra quien pierde en el intento; se frustra quien deja de intentar.

No pierde la libertad el encarcelado; deja de ser libre quien deja de pensar.

No se pierde quien no encuentra el camino; se pierde quien no sigue consejo.

No desfallece quien sin fuerzas se encuentra; desfallece quien carga con su pasado.

No llora quien derrama lágrimas; llora quien se ahoga en su orgullo.

No duda quien pregunta; duda quien no entiende.

No triunfa quien obtiene el premio; triunfa quien ha sido justo en la faena.

ENLACE

Es maravilloso está pequeña porción de vida que hemos compartido juntos. Haberte conocido fue maravilloso, encontrarte entre millones, es comprender que el hilo rojo nos une. Como dice el poeta: “amarte es un placer” y yo agrego: que me ames es una bendición. Gracias querida mía, en esencia linda, por esos bellos momentos que compartimos. Eres el encanto del amanecer, lo sublime del ocaso, la maravilla de la flor, la fuerza del mar, el ímpetu de viento, el candor del sol, la delicadeza del colibrí. La vida nos dio la oportunidad de conocernos, el destino de enlazarnos, el día de proyectarnos, la noche de amarnos. Aprovechemos el momento, el instante, el suspiro. Cada cual, atrincherado en su tormento, establece esa estría de tregua, para lo mejor de sí mismo, dejando que el porvenir haga lo propio, mantenerlos unidos. Ambos, deseosos de ser felices.