Hay tantas cosas en el desván
que se diría un botadero inagotable
de recuerdos
Allí está el viejo guante de béisbol
junto a un retrato con sonrisa
de muchacha
o mis canicas preferidas
o el trompo aquel que diera tantas
vueltas a la vida
o los zapatos viejos que llevaron mis
pasos a lugares impensados
o mi diario de joven que anotó mis
aventuras
o un par de camisas con la marca de
unos labios
o las revistas furtivas que anidaban
mis delirios
o una copa vacía que se llenó algunas
veces de nostalgia
o un trozo de lágrima que se quedó
suspendida en la ventana
o el relicario donde guardé para
siempre el cadáver de mi risa
o las cartas que recibía de mis
personas queridas
o un cencerro que el tiempo le
carcomió sus recuerdos
o los huesos de tristeza esperando mi
regreso
o las alas de mar colgadas sobre el
techo
o esa flecha de luna que atravesó mi
ventana
Hay tantas cosas en ese desván
que inundan la memoria
y tanta memoria junta
en el desván del abuelo
Por: Carlos Interiano
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